11.1.14

The Lovers: veo en la calle la cama perfecta.

Capítulo 13.

Hay zonas oscuras, muchísimas. Polígonos industriales, descampados, ramblas… Hay horas intempestivas, en la madrugada, por ejemplo. Todo eso les importa una mierda, prefieren estar aparcados a medianoche en mitad de la calle del típico barrio del extrarradio. Porque hoy no va a pasar nada, sólo están hablando como dos personas civilizadas. Mentira. Se abalanzan sobre la parte de atrás del coche como fieras hambrientas de sudor y respiraciones aceleradas. Ella está encima de él, él está apretando su espalda hasta dejarle marcas. Ella está recorriendo con la lengua esos hombros anchos. Él se distrae. “¿Qué pasa?” dice ella. “Una señora” contesta él. “¿Qué hago?”. “Está mirando por la ventanilla”. “¿Pero qué hago, me bajo?”. “Ya se ha ido”. Estalla la risa, no se puede tener menos vergüenza. Los cristales empañados no les han servido de escudo esta vez, pero no les importa por eso, porque no tienen vergüenza, ninguna, para nada. Y una vez en casa y tras besarse, uno piensa en los orgasmos y el otro en la vieja.
M.

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