30.11.13

The Lovers: bendecid vuestra comida.

Capítulo 3.


Ahora el escenario es diferente, la cama de él. Es grande aunque nada de otro mundo. Hay poca luz, es lo que suele haber cuando acabas de follar y te han dicho: “no te vayas, quédate”. Ella está tumbada, se hace la remolona porque quiere llamar su atención. Él tiene hambre de otra cosa. Baja las escaleras en calzoncillos para ir a la cocina. Ella se levanta a ponerse la camiseta, le encanta ir sin sujetador, sólo con la camiseta. Él vuelve a la habitación bolsa de patatas fritas en mano y se admiran. Se encantan aunque nunca se lo digan. Llega ese momento en el que se sientan en la cama, piernas cruzadas, uno frente al otro y comen. Es gracioso ver como él le da patatas como alimentando a un pajarito, quiere cuidarla porque nunca será suya. El final siempre llega, exactamente cuando la deja con el coche a tres manzanas de su casa.
M.

29.11.13

The Lovers: quien no esté preparado que se vaya.

Capítulo 2.


Cuando llega el frío la gente lleva capas y capas de ropa. El mismo banco de siempre. Ella lleva una camiseta interior, un jersey de lana y un abrigo. Él la abraza como siempre y lo único que se le ocurre decir esta vez es: “es como abrazar una farola en verano”. A ella, como siempre, no le queda más remedio que reír, como hace siempre que él hace cualquier cosa. Él se sienta y cuando ella va a hacer lo mismo él se lo impide, entonces le insta a que se siente en su regazo, es verdad que así la tiene más cerca y está claro que a ella eso la enloquece por dentro, pero está más claro aún que nunca se lo dirá. Pero él ya lo sabe y ella también sabe que él lo sabe. Eso es asqueroso, repugnante… Y como siempre, el beso del final.
M.

27.11.13

The Lovers: hace ya tiempo que el sol brilla más de la cuenta.

Capítulo 1.

Estar en un parque a pleno día con ese tío que te hace reír que te pica para que te hagas la enfadada con él. Estar en un parque a plena luz del día con esa tía que siempre se ríe con tus gilipolleces.

Ahí están, sentados en un banco, rodeados de familias y críos correteando sin sentido. Ahí están, comentando cualquier cosa que ven, intentando llamar la atención el uno del otro. Pero de repente ella nota como la mano de él le rodea la cintura justo cuando miraba a otro lado. Pero él de repente ya no puede más, mira a otro lado y rodea su cintura esperando ver qué hace. Y entonces el tiempo empieza a ir más lento, el ambiente se enrarece. Ahora ya se miran sabiendo lo que hay, sabiendo que saben lo que saben y qué quieren. Justo en ese momento en el que todo es extraño él pone la pierna de ella sobre las suyas para tenerla más cerca. Justo en ese momento en el que todo es extraño ella agradece ese gesto porque necesitaba su calor. Entonces es cuando se miran a los ojos y ahí ya se para el tiempo, qué coño el tiempo… El mundo es lo que se detiene en seco, jodidamente en seco. Un beso, nervioso, poco decidido, raro. Son el norte y el sur y se nota. Pero les gusta retarse y eso es lo que les mantiene pegados como con pegamento. Saben que jamás van a estar juntos, eso es indudable, pero en el momento en el que se van agarrados de la cintura, en el momento en el que se despiden con un beso en la boca… Ahí la han cagado pero bien.
M.