Capítulo 2.
Cuando llega el
frío la gente lleva capas y capas de ropa. El mismo banco de siempre. Ella
lleva una camiseta interior, un jersey de lana y un abrigo. Él la abraza como siempre y lo único que se le ocurre decir esta vez es: “es como abrazar una
farola en verano”. A ella, como siempre, no le queda más remedio que reír, como
hace siempre que él hace cualquier cosa. Él se sienta y cuando ella va a hacer
lo mismo él se lo impide, entonces le insta a que se siente en su regazo, es
verdad que así la tiene más cerca y está claro que a ella eso la enloquece por
dentro, pero está más claro aún que nunca se lo dirá. Pero él ya lo sabe y ella
también sabe que él lo sabe. Eso es asqueroso, repugnante… Y como siempre, el beso del final.
M.
M.
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